Diócesis San Patricio De Irlanda
Diócesis San Patricio De Irlanda

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DIOCESIS SAN PATRICIO DE IRALANDA



 
PREPARACIÓN Y POSTULANTADO
 
  1. Despertar y acogida de los postulantes
 
El llamamiento  a la vida consagrada, especialmente a ala vida activa y misionera es un misterio: su despertar es siempre obra del espíritu santo.
Nuestra primera participación es la oración al dueño de la mies, para que envíe obreros a su mies y haga crecer su viña misionera.
Pero no es menos verdad que nuestras comunidades tienen la responsabilidad de contribuir al despertar y a la acogida de las nuevas vocaciones.
Para esta finalidad, es necesario:
  1. Estar en relación con  quienes trabajan con la pastoral vocacional de nuestra diócesis y de la comunidad, acogiendo sus iniciativas con benevolencia y discernimiento, prestando atención a los diversos grupos de oración y a los nuevos movimientos eclesiales 
  1. Dar a conocer las obras de nuestros santos en la medida de nuestras posibilidades. Son ellos los que, con frecuencia atraen las vocaciones a las comunidades. 
  1. Interrogarnos, de vez en cuando, sobre los signos que damos de nuestra vida: la alegría y la unidad fraternal pueden transparentarse en la oración común, cantada o silenciosa. 
  1. Felicitar la participación en la oración litúrgica y procurar una sobria belleza en nuestros lugares y celebraciones. 
  1. Acoger en la hospedería de la comunidad a algunas personas que desean tener un tiempo de retiro en silencio, a la escucha de la palabra de Dios 
  1. Utilizar las medios actuales de comunicación: Internet, audio-visuales y publicaciones, con el fin de promover el conocimiento de nuestra vida misionera activa principalmente entre los jóvenes. 
  1. Preparación
 
Para los primeros contactos de un candidato de la Diocesis San Patrcio De Irlanda, convendría adoptar una postura de gran discreción y de profundo respeto, sin prisa.
El Rector Del Seminario y los Padres Formadores tendrá los primeros encuentros con los aspirantes y contestará a sus preguntas, prestando atención al camino que ha recorrido en su vida y a su deseo de ingresar a la misma.
Nuestras constituciones ofrecen, sabiamente, la posibilidad de que los aspirantes vivan previamente algún tiempo dentro de la casa de Formacion  para conocer por propia experiencia nuestra vida consagral.
Cuando el Rector y Formandos estimen que ha llegado el momento de iniciar el camino de consagración ofrecerá al interesado la posibilidad de hacer esta experiencia,  le programará en dialogo con el candidato al Rector Del Seminario  y la comunidad en función de las posibilidades de la persona y con gran flexibilidad en cuanto a la duración y a los contactos con el seminarista  y con la comunidad.
El principal objetivo de esta experiencia es permitir un verdadero ensayo de nuestra vida para poner luz en su búsqueda de la voluntad de Dios.
Se podría proponer al aspirante que hace la experiencia, un cuestionario para ayudarle a evaluar personalmente los frutos de la misma, y discernir después con el Rector Del Seminario  y el Padre Formador  que le ha acompañado durante este tiempo.
Todo este proceso de búsqueda se ha de vivir en un clima de respeto y de libertad interior, tanto por parte del candidato como de la comunidad.
Este primer discernimiento que va a permitir al candidato dar un paso para aventurar su vida, en la Diocesis bajo el amparo de la comunidad, pide tiempo. Es importante el utilizarlo al máximo para preparar a la persona a que, cuando llegue el día de entrar a la casa De Formacion pueda hacerlo en las mejores condiciones posibles.
Se pueden hacer diferentes propuestas dependiendo de la edad y el grado de madurez humana y cristiana de cada uno.
Si no posee los conocimientos fundamentales de la fe, se puede pensar en el tiempo y el lugar para una formación catequética previa. Para los bautizados o convertidos recientemente, la prudencia aconseja también un tiempo de formación doctrinal y de experiencia sacramental, eclesial y apostólica.
Para los muy jóvenes, se recomienda que tengan un tiempo de experiencia humana, profesional, terminar sus estudios… porque, en el contexto del mundo actual, se debe esperar de los miembros del semianrio   un nivel de cultura humana y religiosa que corresponda a las exigencias de nuestro tiempo.
Al mismo tiempo que se mantienen contactos regulares con los formadores especialmente cuando se provee que esta etapa tiene que durar mucho tiempo puede ser conveniente el sugerir al candidato un acompañamiento espiritual apropiado, fuera de la casa De Formacion  para profundizar la experiencia de oración.
Será conveniente aprovechar el tiempo previo a la entrada a Diocesis o comunidad para, en la medida de lo posible, establecer contactos con la familia del candidato.
La comunidad hará todo lo que pueda de el para que la separación familiar que supone la entrada en la comunidad que puede hacer crecer a la persona no se convierta en ruptura que degenere en sufrimiento para el y para los suyos.
Se informará a los candidatos del modo y el espíritu con que se vienen en la comunidad misionera Franciscana las relaciones con el exterior (visitas, correspondencia, teléfono) teniendo en cuenta la situación personal de cada uno 
  1. Preparación
 
El objetivo y las normas del postulantado, que prepara el comienzo de la vida religiosa propiamente dicha, que es el noviciado, esta muy bien definidos en nuestra constitución.
Su duración obedece a esta legislación pero también esta conducida por la necesidad de profundizar en los conocimientos religiosos básicos, por el ritmo de la adaptación personal del postulante y su integración comunitaria y, principalmente, por la maduración de su elección.
 
El acompañamiento especifico del postulantado
 
Durante el postulantado, el acompañamiento del Rector Del Seminario se centrará en la enseñanza teórica y en la integración progresiva y vital de los diversos aspectos de la vida de  San Patrcio De Irlanda san Francisco y Jesucristo.
Este acompañamiento gira, mas en particular, sobre el primer aprendizaje de la oración y la iniciación a la meditación sabrosa de la palabra de Dios. También permitirá una lenta relectura de la historia personal del postulante para descubrir en el las huellas de la acción del espíritu santo y las semillas de su vocación.
El Rector  es el principal responsable del proceso espiritual del nuevo hermano, respetando su libertad de conciencia.
El sacramento de la reconciliación ocupará progresivamente el puesto que le corresponde en el dinamismo de su conversión evangélica.
Iniciación a la vida misionera
El ingreso en la casa de Formacion  con lo que lleva de experiencia real de la vida activa de la prudencia, el amor, la caridad, el respeto y sobre todo la santa obediencia al mismo tiempo, de una vida en común con sus sujeciones, sus variadas relaciones y sus alegrías fraternas puede suponer para ciertos postulantes un choque y un esfuerzo inmenso de adaptación, a pesar de todas las preparaciones. En este momento, el Rector Del Seminario  se mostrará particularmente próximo para escuchar, animar, explicar, pensar lo que puede sugerir y, si es preciso, esperar.
Procurará también que haya el necesario equilibrio entre el tiempo dedicado a la oración, al trabajo remunerado de la comunidad, a los otros servicios de la casa, y las actividades y recreaciones comunitarias, presentándole desde el principio las exigencias de la regularidad comunitaria.
No obstante, se le dejará un margen de distensión y de tiempo libre para que el mismo encuentre poco a poco su equilibrio exterior e interior en esta nueva vida.
El postulante va a entrar pronto en la gran pedagogía de la vida litúrgica por medio de la participación diaria en la eucaristía y en la liturgia de las horas. Por consiguiente, se le dará pronto una iniciación teórica y practica para ayudarle a vivir la liturgia con todo su ser: el lugar central de la eucaristía, el sentido de la liturgia de las horas, el canto de los salmos, la actualidad de la sagrada eucaristía.
 
Enseñanza
 
Puesto que el objetivo principal del postulantado es el de permitir al candidato profundizar en el discernimiento de su vocación, es esencial que comprenda a apartir del estudio y de la meditación de la sagrada escritura como Dios habla, llama, hace su alianza con nosotros.
Variando según la formación previa de cada uno, se dará una iniciación bíblica adaptada para que, desde el principio, la palabra de Dios ocupe el puesto central que siempre tuvo en  san Patrcio D e Irlanda san Francisco.
De este modo tomará gusto al tiempo dedicado a la lectio divina y a la lectura personal, en las que será guiado por los Padres Formadores, principalmente para la biblia y los primeros contactos con la vida de nuestros santos.
El Rector verá como equilibrar, para cada postulante según su nivel cultural, edad y capacidades una formación humana y catequética complementarias muy probablemente necesarias para ser capaz de aprovechar al máximo las enseñanzas subsiguientes.
Al final del postulantado, el candidato pedirá ser admitido a comenzar el noviciado, después de haber pedido confianza por si mismo frente a la realidad de San Patricio De Irlanda san Francisco y Jesús de Nazaret y a los pies de María su determinación de comprometerse con la Diocesis y comunidad.
Por su parte, ElSuperior , El Rector, y la comunidad tendrán ya suficientes elementos de juicio para pronunciarse sobre la autenticidad de esta vocación y para apreciar sus aptitudes y capacidad de acogida y crecimiento.
 NOVICIADO
 
El noviciado marca el principio de la vida. Permite entrar en la experiencia de la caridad y del amor debida en el encuentro con Jesús en una pequeña comunidad fraterna y así comprobar en la realidad experimentada durante un mas largo espacio de tiempo la autenticidad de la vocación del novicio y su capacidad de comprometerse por la profesión de los consejos evangélicos hacia la consagración de todo su ser al señor en el camino de perfección del señor Jesucristo.
Es el tiempo de poner cimientos sólidos al dinamismo contemplativo de toda una vida, fundamentos de experiencia vital, pero también de doctrina espiritual. Tiempo de tejer los lazos existenciales entre la experiencia de oración y de vida del novicio, y la de los santos que nos enseñan el verdadero camino para alcanzar la santidad, para que estos lleguen a ser para ella cada uno a su modo modelos y compañeros de ruta.
Poco a poco el novicio experimentará la vida de misión como medio privilegiado de la experiencia del amor divino de Dios y descubrirá su decisión teologal.
También aprenderá a vivir en la fuente de la comunión trinitaria permaneciendo en el corazón de la iglesia, a ser centinela de la mañana que vela frente a la esperanza, a la espera de la aurora y en la búsqueda del tesoro del amado.
No se puede subestimar la persecución e influencia de la vida misionera sobre la psicologías sin embargo una fuerte orientación apostólica, revitalizada, constantemente en la fuente de nuestro carisma, dará su justo valor a los pequeños sucesos de cada día.
 
Acompañamiento especifico del noviciado
 
Oración
Pues la oración ha de ser el cimiento de esta casa, es menester traer estudio en aficionarnos a lo que a esto mas nos ayuda. Es aconsejable que el novicio hable con sencillez de su oración y de su preparación a la misma porque, en este camino oracional el tiempo de las primeras gracias del amor y la caridad divina que le han atraído a la DIOCESIS SAN PATRICIO DE IRLANDA  a veces se pasa muy pronto; y la experiencia de la sequedad puede aparecer de forma inesperada entonces es cuando San Patrcio De Irlanda, san Francisco y Jesús de Nazaret acompañados de santa Teresa de Ávila, santa Teresita del niño Jesús, san Martín de Porres y todos los santos se nos presentan como maestros espirituales vivos: se puede leer con el novicio las señales del paso pascual hacia la contemplación oscura, o las diversas maneras de regar nuestro huerto, o las folrecillas de san francisco, la vida  de Jesús de Nazaret, la parábola del pajarillo de Teresa del niño Jesús.
En el desierto, el novicio aprende a alimentarse del maná cotidiano de la palabra de Dios que nos ofrece la liturgia de la iglesia y a vivir, poco a poco, una oración de simple mirada de fe.
Isabel de la trinidad y  san Patrcio D e Irlanda san Francisco de Asís lo orientarán hacia la morada interior de la santísima trinidad y nuestro hermano san Pedro de Alcántara junto a San Francisco de Asís podrán enseñar la oración continua en las ocupaciones ordinarias, para aprender a vivir en la presencia de Dios tanto en el recogimiento y el silencio como en el trabajo la alegría, y la vida comunitaria.
El deseará vivamente honrar a san Patricio De Irlanda, san Francisco por el gran bien que hay en encontrarse a este glorioso patriarca y tenerle devoción en especial, personas de oración quien no hallare maestro que le enseñe oración tome este glorioso santo por maestro.
 
Conocimiento propio. Verdad
 
También muy pronto, la influencia conjunta de la vivencia misionera y de la austeridad del desierto, así como unas relaciones fraternas cercanas y exigentes, conducirán al novicio a un nuevo descubrimiento de si mismo, lo que le llevará a un profundo trabajo para conocer su verdad; en este momento es necesario acompañarlo con mucho tacto, pues es el comienzo de un combate espiritual que puede ser intenso y poner a prueba todo el ser, hasta en sus mismas raíces; la parábola san Juanista del madero se hace realidad.
El novicio pierde las ilusiones que se había hecho sobre si mismo, sobre los otros y sobre la comunidad.
Aflora al exterior zonas sombrías de su persona, heridas, agresividades y compensaciones que lo dejan desconectado. Muchas veces, la confianza que se le ofrezca en este momento será lo que le permitirá crecer en una apreciación realista de lo que el es.
Esta hora de la verdad llega tarde o temprano durante los años de formación, y marca un giro importante en el arraigo de la vocación sobre la roca que es Cristo, camino, verdad y vida (JN 14, 6).
Todo lo que no sea había construido sobre el cimiento del amor y la verdad, la caridad y el servicio empieza a ser estéril, y va a nacer a la luz “El hombre Nuevo” (CF. EF 4, 22-24).
Con frecuencia, este momento es una prueba determinante para la perseverancia en el camino misionero; por ello, hay que cuidar la salud, la distensión, y sostener con bondad y lucidez al novicio que puede pasar por momentos de cansancio y de grande fragilidad afectiva.
Al entusiasmo por el descubrimiento de una vida fraterna, seguirá la experiencia de las dificultades de la vida diaria en común. En acompañamiento del Padre Formador buscará que el formado descubra la belleza de la abnegación evangélica y del don de si, para la construcción de la comunidad y de un mundo nuevo.
Al mismo tiempo, se ayudará al formando para que se integre en la nueva familia y desarrolle el sentido de pertenencia a la comunidad y a la gran familia Diocesana y en comunidad.
 
  1. Pedagogía de los votos en la vida Diocesana.
 
Los consejos evangélicos nos llevan a coger el misterio de Cristo de manera especifica, vida en el interior de la iglesia.
 SAN PATRICIO DE IRLANDA, San Francisco de Asís y santa Clara de Asís nos indican en el camino las actitudes vitales que son imprescindibles para el don de si a Dios, que llevará al alma a la contemplación:
  1. La verdadera humildad que sabe obedecer, recibir, dejarse enseñar.
  2. El desasimiento, que crea un corazón libre y pobre.
  3. El amor fraterno, que permite olvidarse de si mismo, en actitud oferente.
  4. El amor, la caridad y la entrega que nos hace parte del sufrimiento de nuestro señor Jesucristo en la Cruz.
San Francisco de Asís junto a santa Clara y santa Teresa pueden servir de guía para aprender en la vida concreta a convertir su pobreza en un camino de esperanza y, todo lo que hiere su sensibilidad, en una ocasión para trascender al nivel de la fe y del amor. El aprendizaje vital de este reflejo, para llegar a vivir en actitud teologal de abandono y confianza, transformará poco a poco la oración y la vida del novicio.
Podemos decir que llegar a ser realmente casto, pobre, obediente y amoroso siguiendo las huellas de Jesús, es trabajo de toda la vida.
 
Castidad
  1. el novicio profundizara en la alianza de amor iniciada por el mismo señor que se unirá a la persona de Jesús, al que hay que conocer, amar, imitar, para vivir en El la vida trinitaria. Consentirá, poco a poco, en dejarse amar de forma totalmente gratuita y a responder con una actitud oblativa.
  2. La participación en la Eucaristía hará realidad, de forma progresiva, la intimidad y configuración del Seminarista con Cristo. “Jesús quiere que el misionero sea su historia. En ella vive y sobre su corazón la confianza y la ofrece a su eterno padre por el mundo pecador, en silencio”.
  3. Todos los hermanos han de ser amigos, han de amar, todos se han de querer, todos se han de ayudar, lo que nuestro santo padre Francisco dice aquí de la comunidad, es aun mas valido para el pequeño grupo del noviciado- seminaristas, verdadero cristo en el que la afectividad de los novicios con sus luces y sus sombras va a ser profundamente purificado por medio de todas las experiencias de apegos y desapegos que suscita, bien sea con el Rector  o entre los mismos formandos, con sus diferencias y sus infinidades.
  4. El Rector enseñará al pequeño grupo del noviciado-seminaristas  a abrirse a la comunidad, a la que ha de amar con su historia y su tradición.
Los novicios participarán en las recreaciones y fiestas, que tanto contribuyen al desarrollar las cualidades personales y a cultivar alegría y la amistad misionera.
  1. Se propiciara una mayor integración dentro de la comunidad para aquel novicio que estuviese solo durante todo el tiempo de su formación, esta integración puede favorecer su crecimiento, a la vez que permite el conocimiento de los aspectos mas destacados de su personalidad y discernir así sus aptitudes para la vida de comunidad.
  2. La formación para la castidad, que afecta al ser masculino en su mas profunda intimidad y en su deseo de fecundidad será cuidadosamente personalizada según la historia anterior de cada novicio.
Para poder pensar en la profesión religiosa, es necesario que a lo largo del tiempo de noviciado se haya constatado la vocación hacia una actitud oblativa.
La presencia de la virgen María iluminará al novicio en su camino de alianza con Cristo y de entrega de si a los demás, próximos y lejanos.
  1. En sus relaciones con la familia, bien sean estas afectuosas o distantes, el novicio crecerá buscando una progresiva libertad interior, lo que le permitirá tomar una actitud acertada en sus relaciones familiares, sin temor a entrar a cierta soledad del corazón. 
Pobreza 
  1. “La pobreza evangélica evoca la primera de las bienaventuranzas en la imitación de Cristo pobre” al avanzar esta pobreza evangélica, el novicio da testimonio de que Dios es la verdadera riqueza del corazón humano, y responde a un llamamiento profético.
  2. Se precisa una verdadera orientación apostólica, que sirva de poderoso resorte para entrar en este combate y desasimiento de si mismo dándose por las grandes intensiones de la iglesia y del mundo, que hemos de salvar unidos a Cristo.
Nosotros solo podemos ser útiles a la iglesia con la oración, el servicio y la entrega en la regla de Francisco por amor a Jesús y María. 
  1. Por medio del trabajo hecho con responsabilidad, los servicios fraternos ocultos y la ascesis de las casas pequeñas enseñada por Teresa del niño Jesús el novicio se coloca en un camino de sano realismo.
  2. La pobreza no es únicamente cuestión de privaciones. Se trata de:
    1. Aprender a depender de los demás en lo referente al tiempo, la salud, el alimento, etc.
    2. Tener cuidado para conservar en buen estado la casa provincial y los objetos que son comunes a todos.
    3. Adoptar una actitud de respeto hacia las riquezas de la creación que nos rodean.
    4. Aprender progresivamente a no considerar nada como propio.
    5. Saber moderarse en el uso de las modernas tecnologías, así como en toda situación de abundancia.
Con espíritu de pobreza, el misionero aprenderá también acoger con amor a sus hermanos tal como son, con sus cualidades y sus limitaciones.
 
Obediencia 
  1. por el voto de obediencia, el novicio hará la experiencia de la bienaventuranza prometida por Jesús a “los que oyen la palabra de Dios y la guardan” (LC 11,28) y, por medio del don de si mismo, se unirá a la ofrenda de Cristo para la salvación del mundo.
La autoridad y la obediencia son un signo luminoso de la única fraternidad que hace el espíritu santo, de la libertad interior de las personas que se remiten a Dios, a pesar de las limitaciones humanas de los que le representan.
  1. El formando pondrá su vida con confianza y claridad bajo la mirada de Dios en el dialogo con su maestro de novicios y con su propia. Es un momento privilegiado para aprender a escuchar, a discernir la voluntad de Dios sobre el, a vivir una relación desde la fe.
  2. En el trabajo y en los servicios de la comunidad, aprenderá a sostenerse al horario y a unas exigencias de un oficio, para el cual muy posiblemente no estaba preparado. Esto le dará la acción de entrar en una obediencia automática, de entregar su voluntad a Dios y unirse verdaderamente a El.
 
Enseñanza
El intenso trabajo interior del tiempo de noviciado absorbe lo esencial de las energías del novicio. Por ello, es necesario iluminar y sostener su esfuerzo de conversión (Romanos 12,2) con un apoyo doctrinal apropiado para unificar su inteligencia y su corazón.
Es muy importante dar unas sólidas bases humanas, bíblicas, teológicas y espirituales sobre el seguimiento de Cristo y la consagración religiosa. El estudio bíblico podrá sentarse en el llamamiento y la respuesta de los grandes personajes de la historia del pueblo de Dios, desde Abraham hasta los discípulos de Jesús. Otro tanto se hará acerca de los temas referentes a los compromisos de santidad, pobreza y obediencia, tanto en el antiguo como en el nuevo testamento, especialmente en los evangelios.
de la mano de los grandes textos del concilio vaticano II y del magisterio, se iluminará como la vida religiosa hunden sus raíces en los sacramentos del bautismo y de la confirmación, se la situará dentro del llamamiento a la santidad de todos los miembros de la iglesia y se presentara la liturgia y especialmente la eucaristía como “El manantial y la cima” de su vida y de su fecundidad.
La instrucción sobre el sacramento de la reconciliación pide hoy una particular atención para educar en la distinción entre culpabilidad psicológica y verdadero sentido de pecado. La recepción regular de este sacramento. Como la inmersión en el misterio pascual, hará beber los novicios en el manantial de la misericordia del salvador y les dará nuevas fuerzas para proseguir en su camino de conversión.
La formación litúrgica alimentará a los novicios con la profundidad del contenido de los salmos y la riqueza de los ciclos litúrgicos y de las fiestas.
Se les dará una primera formación vocal y musical, para que todos puedan integrarse poco a poco en la liturgia. De este modo, todos los hermanos contribuirán a su renovación litúrgica.
La regla, las constituciones y el camino de perfección servirán de telón de fondo de toda la enseñanza que se imparta en el tiempo de noviciado. Los textos mas importantes de los grandes autores de la orden así como la historia del mismo le proporcionaran el gozo del descubrimiento personal de los santos franciscanos y carmelitas. De este modo, el novicio conocerá toda la exigencia y la belleza de nuestra vocación, antes de comprometerse por la primera profesión.
Según las necesidades y las capacidades de trabajo personal de cada novicio, la enseñanza se impartirá en clases de frecuencia variable, diarias o de dos a tres veces por semana. Si hubiera un grupo en el noviciado, sería de desear que recibieran todos juntos las clases sobre la vida religiosa y el carisma franciscano y carmelita, porque esto crea unidad a una sola alma entre los hermanos de edad y culturas diferentes.
Los temas de estudio serán adaptados a cada formando. Este tiempo de formación para los novicios tendrá preferencia sobre el resto de las ocupaciones comunitarias

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